vendredi 13 mars 2009

Le thème du CAPES externe 2009

Le commandant chassa ces pensées de son esprit. L'important n'était pas l'identité des coupables mais ce désir puissant qu'elle avait de frapper à son tour. Il pressentait que rien ne la ferait changer d'avis mais il voulut essayer encore.
— Vous allez ruiner votre vie, dit-il.
— Quelle vie? répondit-elle en souriant.
— Vous êtes belle, reprit-il.
Et comme il ne voulait pas que ce qu'il venait de dire soit mal interprété, il poursuivit:
— Vous avez réussi le plus dur. Ne pas décider de mourir après la perte de votre enfant. Rester en vie. Vous battre. Vous allez ruiner tout cela. Il y a une vie devant vous qui n'a rien à voir avec Hussein Marouk, une vie que vous ne devez qu'à vous, et qui sera votre combat. Vengez-vous ainsi. Il vous avait condamnée, vous vous êtes soustraite à la mort. Vous avez gagné.
— Non, répondit(elle avec calme et gravité. Vous vous trompez. Si j'ai surmonté mon désespoir, si j'ai vécu pendant deux ans, en travaillant, en luttant, c'est parce que j'avais cette seule idée en tête. Je l'ai eue à l'instant même où ils ont jeté le corps de mon fils à l'eau. Ils paieront pour cela, me suis-je dit. Si je vis; ils paieront. C'est la vengeance qui m'a tenue debout. Elle m'a forcée. C'est elle encore aujourd'hui qui m'a fait vous suivre et vous demander une arme. Je n'ai qu'une crainte, commandant, une seule qui me hante la nuit...
— Laquelle? demanda Salvatore Piracci avec empressement, car il pensait qu'une faille, peut-être, était en train d'apparaître et qu'il pourrait las convaincre de renoncer.
Elle répondit les larmes aux yeux et les mâchoires serrées.
— De ne pas avoir la force lorsque je l'aurai devant moi. Faillir au dernier instant. Alors vraiment, je serai misérable.

Laurent GAUDE, Eldorado, Actes Sud, 2006

***

Brigitte nous propose sa traduction :

El comandante rechazó estos pensamientos de su mente.
Lo importante no era la identidad de los culpables sino el deseo muy fuerte que ella tenía de golpear a su vez.
El intuía que nada la haría cambiar de idea, sin embargo quiso reanudar el intento.
- Usted va a arruinar su vida, dijo.
- ¿ Qué vida ? , contestó ella sonríendo.
- Es usted guapa, añadió.
Y como no quería que ella interpretara de manera equívoca lo que acababa de decir, prosiguió :
- Usted consiguió lo más difícil. No tomar la decisión de morir después de la pérdida de su hijo. Sino la de seguir viviendo. Luchar. Usted lo va a arruinar todo. Existe una vida por delante que no tiene nada que ver con Hussein Marouk, una existencia que usted sólo se debe a sí misma y que hará de ser su combate. Vénguese de esta forma. El la había condenado pero usted logró escapar de la muerte. Usted venció.
- No, respondió ella, con calma y gravedad. Está usted equivocado. Si pude superar mi desesperanza, si estuve viviendo durante dos años, trabajando, luchando, sólo fue impulsada por esta única idea. La que me vino a la mente en el instante mismo en que arrojaron el cuerpo de mi hijo al agua.
Por ello tendrán que pagar, pensé yo entonces. Si vivo ; ellos lo pagarán. La venganza me mantuvo erguida. Ella me impulsó fuerza. Incluso hoy fue la que me incitó a seguirle y pedirle un arma. Lo único que me temo, señor Comandante, el único temor que me acosa por la noche…
- ¿ Cuál ? preguntó Salvatorre Piracci con precipitación, pensando, a lo mejor, que un fallo iba apareciendo y que tal vez llegara a convencerla a que renunciara.
- Ella respondió con lágrimas en los ojos y las mandíbulas crispadas.
- El temor a no tener fuerza, cuando lo tenga frente a mí. El temor a titubear/vacilar en el último momento.
- Entonces, de verdad, sí que sería yo miserable.

***

Odile nous propose sa traduction :

El comandante desechó estos pensamientos de su mente. Lo importante no era la identidad de los culpables sino este deseo intenso que ella tenía de golpear a su vez. Él intuía que nada la haría cambiar de opinión pero quisó intentarlo otra vez.
- Usted va a arruinar su vida, dijo
- ¿ Qué vida ? contestó ella, sonriendo.
- Usted es guapa, prosiguió.
Y como no quería que lo que acababa de decir fuese mal interpretado, prosiguió :
- Usted consiguió lo más díficil. No decidir de morir después de la muerte de su hijo.Vivir. Luchar. Va a arruinar todo ello. Tiene una vida por delante que no tiene nada que ver con Hussein Marouk, una vida que debe a su voluntad y que será su combate.Vénguese así. Él la había condenado, usted escapó a la muerte. Usted ganó.
- No, contestó con calma y gravedad. Está equivocado. Si pude superar mi desesperanza, si pude vivir durante dos años, trabajando, luchando, sólo es porque tenía este único objetivo en la mente. Lo tuve en cuanto arrojaron el cuerpo de mi hijo al agua. Por aquello pagarán pensé yo entonces. Si vivo,( lo) pagarán. La venganza es la que me ha sostenido. Me ha constreñido. También hoy, ha permitido que lo siga y le pida un arma. Sólo tengo un temor, comandante, sólo uno que me persigue por la noche....
- Cuál es? preguntó Salvatore Piracci con diligencia, porque pensaba que una brecha, tal vez, iba apareciendo y que podría convencerla de que renunciara.
Ella contestó con lágrimas en los ojos y los dientes apretados.
- De no tener la fuerza/ el valor suficiente cuando lo tenga frente a mí. Incumplir/ fallar en el último instante. Entonces sí que seré una miserable.

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