dimanche 22 mars 2009

Votre thème du week-end, Eugène Sue

En photo : L'Ogresse par vincent2.olivier

L’ogresse

Le cabaret du Lapin-Blanc est situé vers le milieu de la rue aux Fèves. Cette taverne occupe le rez-de-chaussée d’une haute maison dont la façade se compose de deux fenêtres dites à guillotine.
Au-dessus de la porte d’une sombre allée voûtée se balance une lanterne oblongue dont la vitre fêlée porte ces mots écrits en lettres rouges : « Ici on loge à la nuit. »
Le Chourineur, l’inconnu et la Goualeuse entrèrent dans la taverne.
C’est une vaste salle basse, au plafond enfumé, rayé de solives noires, éclairée par la lumière rougeâtre d’un mauvais quinquet. Les murs, recrépis à la chaux, sont couverts çà et là de dessins grossiers ou de sentences en termes d’argot.
Le sol battu, salpêtré, est imprégné de boue : une brassée de paille est déposée, en guise de tapis, au pied du comptoir de l’ogresse, situé à droite de la porte et au-dessous du quinquet.
De chaque côté de cette salle, il y a six tables ; d’un bout elles sont scellées au mur, ainsi que les bancs qui les accompagnent. Au fond une porte donne dans une cuisine ; à droite, près du comptoir, existe une sortie sur l’allée qui conduit aux taudis où l’on couche à trois sous la nuit.
Maintenant quelques mots de l’ogresse et de ses hôtes.
L’ogresse s’appelle la mère Ponisse ; sa triple profession consiste à loger, à tenir un cabaret, et à louer des vêtements aux misérables créatures qui pullulent dans ces rues immondes.
L’ogresse a quarante ans environ. Elle est grande, robuste, corpulente, haute en couleur et quelque peu barbue. Sa voix rauque, virile, ses gros bras, ses larges mains, annoncent une force peu commune ; elle porte sur son bonnet un vieux foulard rouge et jaune ; un châle de poil de lapin se croise sur sa poitrine et se noue derrière son dos ; sa robe de laine verte laisse voir des sabots noirs souvent incendiés par sa chaufferette ; enfin le teint de l’ogresse est cuivré, enflammé par l’abus des liqueurs fortes.
Le comptoir, plaqué de plomb, est garni de brocs cerclés de fer et de différentes mesures d’étain ; sur une tablette attachée au mur, on voit plusieurs flacons de verre façonnés de manière à représenter la figure en pied de l’empereur.
Ces bouteilles renferment des breuvages frelatés de couleur rose et verte, connus sous le nom de parfait-amour et de consolation.
Enfin, un gros chat noir à prunelles jaunes, accroupi près de l’ogresse, semble le démon familier de ce lieu.

Eugène Sue, Les Mystères de Paris, 1842.


En photo : Chat Noir par The Birthday Warrior




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Brigitte nous propose sa traduction :

Voici ma mouture des "Mystères de Paris" TEXTE que j'ai trouvé bien évidemment très diffcile mais très riche aussi !
Les problèmes qui se sont posés à moi ont été surtout le choix de traduire ou pas les noms propres :
De la même façon que dans les versions, j'ai pensé qu'il était préférable de laisser en français le nom du Cabaret (on ne traduirait pas le Moulin Rouge ou Le Lapin Agile par exemple) mais je l'ai cependant trouvé traduit "El Conejo Blanco" dans des articles en espagnol parlant des "Mystères de Paris".
Même chose pour le nom de la Rue.
Ces deux éléments notamment font le caractère et l'identité français et parisiens du texte.
Quant aux noms des personnages, le Chourineur est également laissé tel quel : il signifie "Boucher" en argot. J'avais trouvé diverses traductions possibles ("el Carnicero" ou plus argotique "El Matarife" o "El Matachin")
"La Goualeuse", également laissé en français,signifie la Chanteuse pourait peut-être être rendu par La Cantadora mais cela ne rend pas le terme argotique et le parler populaire du Paris de l'époque.
Enfin, l'inconnu étant sans majuscule je l'ai traduit par el desconocido sans majuscule non plus.

Ma traduction :

El cabaré del Lapin Blanc está ubicado hacia el medio de la Rue aux Fèves. Esta taberna ocupa la planta baja de un edificio alto cuya fachada se compone de dos ventanas llamadas de guillotina.
Del portal de un oscuro pasillo abovedado cuelga una linterna de forma alargada cuyo cristal roto hendido lleva escritas estas palabras en letras rojas : « Aquí se hospeda por noche »
Le Chourineur, el desconocido y la Goualeuse entraron a la taberna.
Es una amplia sala de ingreso, de techo ahumado, rayado por vigas negras, iluminado por la luz rojiza de un quinqué miserable.
Las paredes, encaladas, están cubiertas aquí y allá por dibujos obscenos o sentencias en términos argóticos.
El suelo de tierra batida, salitroso, está embebido con lodo : un manojo de paja está depositado a modo de alfombra, al pie de la barra de la ogresa, situado a la derecha de la puerta y debajo del quinqué.
De cada lado de esta sala, hay seis mesas : en una de sus extremidades están selladas contra la pared, así como los bancos que van de par. Al fondo una puerta da a una cocina ; a la derecha, cerca de la barra, hay una especie de salida al pasillo que lleva a los tugurios donde se alberga la gente por tres céntimos la noche.
Y ahora, unas palabras acerca de la ogresa y de sus huéspedes.
La ogresa se llama la tía Ponisse ; su triple profesión consiste en hospedar, cuidar el cabaré, y alquilar ropa a la gente miserable que pulula por esas calles inmundas.
La ogresa tiene unos cuarenta años. Es alta, robusta, corpulenta, de facha pintoresca y algo barbuda. Su voz aguardentosa, varoni, sus brazos gruesos, sus manos anchas, predicen una fuerza poco común.
Encima de su gorro, lleva un viejo pañuelo rojo y amarillo ; un chal de piel de conejo cruzado en el pecho y atado en la espalda ; su vestido de lana verde deja asomar unos suecos negros en muchas ocasiones quemados por su braserillo ; por fin, la tez de la ogresa es cobriza, encendida por el abuso de los licores fuertes.
La barra chapada de plomo, está cubierta de jarras ceñidas de hierro y medidas de estaño de diversos tamaños ; en una repisa fijada en la pared, se ven varios frascos de cristal labrados de tal modo que representan la silueta en pie del emperador.
Dichas botellas contienen pócimas adulteradas de color rosa y verde, conocidos bajo la apelación de « amor perfecto » y de « consuelo ».
Para terminar, un enorme gato negro de niñas amarillentas, acuclillado cerca de la ogresa, parece ser el demonio familiar de este lugar.

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Odile nous propose sa traduction :

El Cabaré del Lapin Blanc se ubica hacia el medio de la Rue aux Fèves. Esta taberna ocupa la planta baja de un edificio alto cuya fachada se compone de dos ventanas llamadas de guillotina. Encima de la puerta del oscuro pasillo abovedado cuelga una linterna de forma alargada cuyo cristal resquebrajado lleva escritas estas palabras en letras rojas : «Aquí se hospeda por noche».
Le Chourineur, l'inconnu et la Goualeuse entraron a la taberna.
Es una amplia sala, con el techo bajo y ahumado, rayado por vigas negras, iluminada por la luz rojiza de un escaso quinqué. Las paredes encaladas están cubiertas aquí y allá por dibujos obscenos o sentencias en términos de argot.
El suelo de tierra batida, salitroso, está impregnado de lodo : un manojo de paja está depositado a modo de alfombra, al pie de la barra de la ogresa, situado a la derecha de la puerta y debajo del quinqué.
De cada lado de esta sala, hay seis mesas : en una de sus extremidades están selladas a la pared, así como los bancos que van de par. Al fondo, una puerta da a una cocina ; a la derecha, cerca de la barra, hay una especie de salida al pasillo que lleva a los tugurios donde se alberga la gente por tres céntimos la noche.
Y ahora, unas palabras acerca de la ogresa y de sus huéspedes.
La ogresa se llama la tía Ponisse ; su triple profesión, consiste en hospedar, llevar el cabaré, y alquilar ropa a la gente miserable que pulula por esas calles inmundas.
La ogresa tiene unos cuarentas años. Es alta, robusta, corpulente, de facha pintoresca y es algo barbuda. Su voy ronca, varonil, sus brazos gruesos, sus manos anchas, predicen una fuerza poco común.
Encima de su gorro, lleva un viejo pañuelo rojo y amarillo ; un chal de piel de conejo cruzado en el pecho y atado en la espalda ; su vestido de lana verde deja asomar unos suecos negros a menudo quemados por su braserillo ; por fin, la tez de la ogresa es cobriza, encendida por el abuso de los licores fuertes.
La barra chapada de plomo está cubierta de jarras ceñidas de hierro y medidas de estaño de diversos tamaños ; en una repisa fijada en la pared, se ven varios frascos de cristal labrados de tal modo que representan la silueta en pie del imperador.
Estas botellas contienen pócimas adulteradas de color rosa y verde, conocidas bajo la apelación de « amor perfecto y de « consuelo ».
Para acabar, un enorme gato negro de niñas amarillentas, acuclillado cerca de la ogresa, parece ser el demonio familiar de este lugar.

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